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Tres chicos. En el primer entrenamiento de la escuelita de basquet de Almirante Brown, hace dos años, había solamente tres chicos y todos de distintas edades. "¿Qué hacemos?", preguntó uno de los profesores. "Hacelos picar la pelota, ¿qué van a hacer?", le respondieron, abriendo las manos en señal de resignación. En las próximas prácticas se habrán sumado dos o tres más, todos hijos de conocidos, jugadores de primera o familiares. La idea de no conformarlas pasó por la cabeza de más de uno. Conseguir horarios para que entrenen y que sea tan poca la convocatoria eran motivos suficientes para pensarlo. Pero, como a todo con esta actividad reciente en el club, se esperó y se realizó el mayor esfuerzo. Charlar con padres de otros chicos, entrenadores de otros clubes, hacer volantes y moverse para que más chicos vengan. Las inferiores tenían y debían existir. Almirante Brown hace 20 años que no tenía a cinco chicos jugando con la aurinegra en una cancha.
"¿Qué hacemos?", preguntó uno de los profesores. "No sé, separalos para que entren", le respondieron, abriendo las manos en señal de resignación. Dos años después de exactamente la misma pregunta, los jugadores de las inferiores de Almirante Brown no entran en el mismo gimnasio. Casi 70 chicos entrenan a la vez los martes y jueves en la sede social de Almirante Brown y con pocos horarios debido a la poca predisposición de todos los deportes del club de ponerse de acuerdo en la distribución de los mismos (es una locura sólo cuatro horas semanales). Todos federados, socios y tomando un sentido de pertenencia increible. El grito de "1, 2, 3, Almirante", típico del deporte, suena cada vez más fuerte en un grupo de chicos que ya juega hace 4 meses en un torneo federado. Si, la institución está federada en la máxima federación metropolitana junto a equipos históricos en el basquet federal.
En el primer partido del año, los infantiles se enfrentaron a ALTUBE de José C. Paz. Primer partido para chicos de 13-14 años que hace un mes aprendían a picar una pelota contra chicos que ya hacían cortinas y hace cuatro años jugaban juntos. Almirante Brown recibe 98 puntos. Los chicos se bajonean pero no bajan los brazos. Saben que las revanchas siempre están. La semana pasada, comenzó la segunda rueda. Los mismos chicos, cuatro meses después, le hicieron partido hasta el último cuarto y si no fuese por la efectividad de triples, el resultado hubiese sido otro.
Hace poco más de un mes, una escuela vino a jugar al basquet al club. En horario matutino, casi 80 chicos de una primaria de la zona pasaron una mañana en la sede social. De allí, tres chicos siguen viniendo y se entusiasman entrenamiento a entrenamiento. Niños que ya son amigos, los integraron y sumaron a esa pequeña familia que ya están formando. Mucho más tarde, casi a la medianoche, 10 juveniles, esos que ya están entre entrar a la universidad, empezar a trabajar o seguir jugando, se quedaron todos juntos a cenar en el buffet del club. Hacen chistes, se cargan y se ponen un objetivo: disfrutar sus últimos partidos en inferiores y, quizás, sus últimos partidos jugando al basquet en un equipo.
En el día de ayer, llegó la nueva indumentaria del club. Podrá significar poco para muchos, pero para un equipo que consiguió pasar de dos a casi un centenar de chicos entrenando, es un logro inmenso. La idea, desde el principio, era que desde el más pequeño del club hasta el más alto del plantel superior esté vestido igual. Objetivo cumplido. La homogeneidad hace que los chicos se sientan parte del club porque, claramente, lo son. Cada uno con su short del club y su camiseta.
"¿Qué hacemos?". Una pregunta que debería seguir apareciendo año a año.
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